miércoles, 22 de febrero de 2012

Te propongo un trato.

Limaré las perezas dejando todo en su sitio. 
Aunque no me gusta. Pero sí.
Así.
Ahora.
Tal y como está.
Te daré un tiempo, si es que puedo.

Pero a cambio:
A cambio serás tu la encargada de ponerme la tirita en la herida de la cual eres responsable, y que día a día, y hoy por hoy, se va haciendo más y más grande.

No será tan fácil deshacerte de lo que poco a poco estás deseando.

Te has desencantado. Lo sé.
Y lo sabes. Aunque pagaría por que me equivocara.

Lo dejo en tus manos.

domingo, 19 de febrero de 2012

Sufridora eterna.

Todos sabemos de dónde venimos, pero no a dónde vamos.
Todos tenemos un destino, o al menos yo lo creo.
El mío: sentimentalmente una fracasada.
Espero que por lo menos tenga valor en mi currículum.
Me declaro una sufridora eterna.


También todos sabemos que quien no arriesga no gana, o al menos eso dijo un tipo, supongo que como yo, pero valiente.
Claro que sin miedo de marcar un antes y después, lo haría. 
Claro que lo haría.
Sí, te besaría.
Te amaría.
Te desearía.


Ojalá y pudiera coger en un puñado los sentimientos que me envuelven y quemarlos.
Si, quemarlos.
O al menos que fueran tan volátiles como los tuyos.
Sí, como los tuyos.


Cobarde.

S.O.S

Amarga.
Escuece.
Raspa.
Duele.
Lo sabes.
Lo sé.
Lo sabemos.
De Groenlandia a la Antártida, día y noche. ¿Qué es lo que pasa?
No juegues.
Yo que tú no lo haría.


Déjame quererte.

jueves, 26 de enero de 2012

Desconfías.

Desconfías, y crees que a mí nada me importa.
Y sonríes, tal vez sea una mentira.
Desconfías sin saber ni como siento, ni sin saber si esto es sólo un invento, ni si quiera sin saber cuáles son mis argumentos.
Y te apoyas en que sé poco de la vida, en que tan sólo soy una niña que aun no aprendió a querer.
Te equivocas.
Y tienes miedo de acercarte demasiado. Y crees que a mi nada me importa.
Aunque ni si quiera sé si esto es verdad. Pero tu fuiste quien comenzó a escupir esta aventura.
Lo que ocurre es que sólo quieres ser tu propio dueño.

Daño.

Ni la más resistente roca, ni el más frío viento.
La verdad, ya no recuerdo tus caricias infinitas ni la mitad de nuestros besos.
Ha sido culpa de este frío, ha sido culpa de este enero.

sábado, 14 de enero de 2012

Y de nuevo:

Misión imposible.
Dos, conjuntas.
Dos, de un tiro.
Dos a la vez.


Comienzo a cansarme de las misiones imposibles y de mi derroche de sentimentalismo incorrespondido, inútil e incomprendido.


Guárdate todos esos sentimientos que estamos en crisis.
Guárdalos para cuando el precio del amor esté más barato y la calidad sea la mejor que haya habido nunca, porque ahora; ahora el desprecio y la inconsciencia de lo que tenemos delante es lo que se regala.


Es hora de que el pescado sin cola, deje de buscársela para comérsela.


Pues eso, otras dos misiones imposibles en la basura, apunto de quemarlas, para ni si quiera olerlas.

Viene a revolver y se va. O ni si quiera vino.

Ahora ya nada es igual.
Ahora ya nada es como antes.
Antagónico, así es.
Ahora y quizás también antes.
Me hiciste creer en unos sentimientos que jamás existieron.
La venda era demasiado opaca, demasiado ancha, demasiado gorda.






Viniste a revolverme, a exprimirme, a confundirme, a absorberme, a enamorarme; a equivocarme.
Quizás ni si quiera nunca viniste.




Las ganas infinitas de que un día dejaras de verme sin más y comenzaras a mirarme.


Mis ganas infinitas.